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Originalmente posteado en LJ
https://adler-annr2.livejournal.com/36463.html
Autor:
adler_annr2 || Ann Reed Adler || le_icy_tsuntsun
Fandom: Kuroshitsuji
Claim: Elizabeth Middleford
Tabla: ♥ Tabla LJ - ♥ FF.net
Tema: #12 – Encanto || #18 – Después de || #20 – En llamas || #24 – Uno tras otro || #25 – Prohibido || #26 – Una rosa roja || #28 – No tiene sentido || #29 – Algún día || #30 – Treinta
Resumen: Todos se quedaron en drabbles jeje :)
Advertencias: Spoilers, AUs, másprecious moments momentos perdidos del canon (?) además uso indiscriminado tanto de canon anime y canon manga xDD!
Notas: Kuroshitsuji © Yana Toboso yyyy…. No tengo vergüenza, lo sé ;_;
12. Encanto || De herencia { 106 palabras }
Pese llevar la herencia de Frances Middleford, otrora Phantomhive, en la sangre y a través de su entrenamiento; Elizabeth no comparte la idiosincrasia de su madre. Por el contrario, todo aquél que la conoce, sabe que aunque descienda de la exclusiva rama de la nobleza que es hermosa; mortífera y oscura, resulta imposible conectar tales adjetivos con la siempre sonriente, positiva y alegre mujercita.
Inofensiva, también la consideran. No sabiendo que aquello les podría costar la vida. Si bien, no se pondría a asesinar a nadie que no lo mereciese a diestra y siniestra. Y quizá sea por ello tenga a todo el mundo tan encandilado.
18. Después de || Luna de miel { 111 palabras }
Pondría la vida propia en la línea por ella. Mataría hasta el último de los buenos hombres de la tierra por él. Desharía su contrato demoniaco si con ello pudiera garantizar la seguridad de ella. Le daría la espalda a su familia si con ello garantizara la salvación de él. Él dejaría al demonio reírse de sí. Ella abandonaría a Dios y a su patria. Pero. Llegados a ese punto, luego del entusiasta sí. Luego de la maravillosa recepción. Después de llegar a su destino y luego de despedir a los sirvientes. Cada uno a su manera, podía asegurar la seguridad de su pareja. Empero, aún quedaba aquél asunto que… resolver.
20. En llamas || Noticias no tan nuevas { 156 palabras }
La primera vez solo llegó a ver las cenizas, una que otra estructura lo suficientemente fuerte para permanecer de pie y nada más. Todo abrasado por un fuego espectacular que, según cuentan los lugareños, ni al mismísimo Londres habría bastado.
La segunda vez, creyó que por fuerza se trataba de una broma. Ya era suficiente con que se hubiese reconstruido la mansión al detalle, como para que volviese a sucumbir de la misma manera.
La tercera, ni siquiera se molestó en sorprenderse o dar muestras de reacción alguna, siguió leyendo el periódico como si tal la cosa, las mansiones ardieran en llamas cada ciclo (que en su caso era tan verdadero como que el cielo es azul) y le dijo a su marido ―: Tienes que volver mandarla a hacer.
Ciel, que no apartó la vista de su correo, con un asentimiento de cabeza y gesto huraño en el ademán, ordenó a Sebastian cumplir la orden.
24. Uno tras otro || O qué diablos { 130 palabras }
Uno; estocada, dos; paso, tres; vuelta. Repetir. Te observa, no sabes si con miedo, estupor, sorpresa, o una mezcla de todo eso. Uno; paso, dos; estocada, tres; vuelta. O qué diablos. Uno; inhalar, dos; paso, tres; vuelta, cuatro; floreo. Y te ha salido una blasfemia, de esas que solo profieres cuando en tus siempre perfectas coreografías llegas a fallar. No suele pasar. Casi nunca sucede. Casi. De nuevo. Uno; estocada, dos; paso, tres, vuelta.
No puedes sacar de tu mente aquella ocasión. Uno; estocada, dos; paso, tres; vuelta. Repetir.
No lo habías vuelto a ver desde entonces. Uno; inhalar, dos; paso, tres; vuelta, cuatro; floreo.
Sebastian incluso se disculpó por haberte orillado a ello… De nuevo. Uno; estocada, dos; paso, tres, vuelta.
Pero cómo podría haber sabido.
Uno, exhalar.
Maldito.
25. Prohibido || Uso y disfrute { 103 palabras }
Si alguien alguna vez le hubiera dicho que aquello que la hacía especial era lo mismo reprochable de su personalidad, le habría creído. Debido a que, si bien no era de su agrado la presunción y pompa que caracteriza a sus contemporáneas, era consciente de que, cuando menos, su propia forma de encontrar y disfrutar de la felicidad no era habitual. Y como las reglas-no-dichas-jamás (que-de-hecho-sí-se-han-enunciado) del comportamiento para su género y edad le hubiesen exigido, por ejemplo, el abandonar el esgrima si no fuese una genio de ello, se permitía disfrutarlo un poco más de lo que las extenuantes prácticas le permitían.
26. Una rosa roja || Soluciones rápidas { 150 palabras }
Como toda demostración de capacidad adquisitiva o, en su defecto, capacidad derrochativa carece de esplendor y significado a los ojos de a quienes la vida les ha obsequiado verse libres de penurias económicas, Ciel la tenía difícil en aquél, el dieciseisavo cumpleaños de su prometida.
No es que no pudiese encargarle a su fiel sirviente cualquier imposible. No es que el susodicho no pudiese con el encargo. No era tampoco que el susodicho le echara una mirada cargada de sorna por tan inútil capacidad de deducción de su amo, inexistente.
Por eso Ciel salió enfurruñado de su mansión haciéndose a la idea de que tendría que prometerse a sí mismo como regalo, cuando, viendo el rosal de las escalinatas tuvo la idea de cortar la más bella flor de todas las bellas flores y, con todavía, la ayuda de Sebastian auparse en el carruaje para ir a entregar su presente.
28. No tiene sentido || En el país de Fantasía { 167 palabras }
Madame Red presidía la reunión, Undertaker devoraba cuanto podía del plato de Pluto. Pero esperen, ¡¿Quién rayos es Pluto?! Ah, sí. El perro demoniaco de Finny. ¿Lo consiguió en una subasta, no? Donde Agni hizo el curry y Soma se la pasó en Caralibro. O vaya. Vaya. ¿De verdad? Sí, hasta compartieron sus empanadas con Ciel y él les compró algunas para esta reunión. Se supone que van a hablar de cómo acabar con el hambre de los niños del mundo. Sí, esa era la pregunta más importante del concurso de belleza donde está inscrita la Bruja. Exacto. Exacto. Aunque no deberían darle tanta importancia. Ves. No claro que no ves nada. Se trata de que él no tuviera por qué ayudar a esa niñita. No, no es por ser malvada pero se rumorea que con ella compartió el lecho antes de casarse con Lady Elizabeth. Fue la segunda vez que sucedió. Segunda. La primera fue una niña de un circo. Te acuerdas. ¿No? Bueno. Solo durmieron.
29. Algún día || El sol saldrá { 316 palabras }
―¿Cuándo volverá?
Paula se estremeció. Odiaba cuando a la señorita le entraban los periodos de melancolía. Lo odiaba con toda su alma porque Elizabeth era el sol que iluminaba el mundo. Si Elizabeth lloraba, entonces relampagueaba. Si Elizabeth se derrumbaba, entonces el universo se convulsionaba. Y cualquier alteración que incluyese al universo, por regla, incluía su micro universo. Frances se irritaba, Edward perdía el sentido del decoro y el marqués se desinteresaba de todo.
Sobra decir que la servidumbre caía presa de una vorágine de desorganización y que cada intento por poner el orden de parte de cualquiera que no fuese la propia Elizabeth, o Frances, cuando la cosa iba para peor, era –como mínimo–, recibida con hostilidad.
Era entonces cuando Paula también, tenía que demostrar para qué le servían todos aquellos años al lado de la señorita. Para qué le valía su entusiasmo propio y el contagioso optimismo de Elizabeth.
―La señorita no parece recordar que el joven amo le hizo una promesa ―comentó de manera calculadamente casual―, que el amo Ciel nunca le ha fallado.
―Es solo que ―sollozó Elizabeth―, lo extraño tanto…
―El día menos pensado él volverá, ya lo verá. Vendrá hasta usted con una gran sonrisa y le dirá cuánto la ha echado de menos. ¡Cuánto la ama!
Luego, Paula se puso de pie y atrajo a Elizabeth con ella. La sostuvo delicadamente de las manos y comenzó a trazar con ella un suave vals.
―Vendrá y le dirá todo lo que hizo, y le impidió volver antes a sus brazos ―rodeó a Lizzy con los propios―, y entonces le pedirá que sea su esposa.
Con todo y buena intención, fue imposible para Paula que ante aquél comentario Elizabeth no rompiera a llorar. Cuando terminó y de su llanto solo quedaba la estela de sollozos, Lizzy sonrió. Tan tiernamente, que ya se podía afirmar la calma después de la tormenta.
30. Treinta || Final { 126 palabras }
Respiró profundamente antes de abrir el sobre que contenía la carta de su médico. Respiró otra vez y, haciéndose oficial el veredicto, Elizabeth no pudo más que correr donde su esposo para darle la buena nueva. Lizzy solo sabía que hacía más de un ciclo, y aunque para ella era suficiente prueba, había esperado la confirmación.
No hicieron falta palabras.
Cuando llegó a trompicones a la oficina de Ciel, y éste levantara la mirada para dirigirla a sus ojos, sonrió.
Cualquier cosa que hubiere sucedido, cualquier infortunio que hubieran sorteado a la fecha, como toda la sucesión de eventos en el cinematic record que un shinigami vería cuando la hora les llegara. Absolutamente todo había valido la pena por ser capaces de llegar a ese momento.
Yolesdijequeestavezsíibaaactualizarrápido >_<
Gracias por llegar hasta aquí, mil perdones por la tardanza.
Ann.
https://adler-annr2.livejournal.com/36463.html
Autor:
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Fandom: Kuroshitsuji
Claim: Elizabeth Middleford
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Tema: #12 – Encanto || #18 – Después de || #20 – En llamas || #24 – Uno tras otro || #25 – Prohibido || #26 – Una rosa roja || #28 – No tiene sentido || #29 – Algún día || #30 – Treinta
Resumen: Todos se quedaron en drabbles jeje :)
Advertencias: Spoilers, AUs, más
Notas: Kuroshitsuji © Yana Toboso yyyy…. No tengo vergüenza, lo sé ;_;
12. Encanto || De herencia { 106 palabras }
Pese llevar la herencia de Frances Middleford, otrora Phantomhive, en la sangre y a través de su entrenamiento; Elizabeth no comparte la idiosincrasia de su madre. Por el contrario, todo aquél que la conoce, sabe que aunque descienda de la exclusiva rama de la nobleza que es hermosa; mortífera y oscura, resulta imposible conectar tales adjetivos con la siempre sonriente, positiva y alegre mujercita.
Inofensiva, también la consideran. No sabiendo que aquello les podría costar la vida. Si bien, no se pondría a asesinar a nadie que no lo mereciese a diestra y siniestra. Y quizá sea por ello tenga a todo el mundo tan encandilado.
18. Después de || Luna de miel { 111 palabras }
Pondría la vida propia en la línea por ella. Mataría hasta el último de los buenos hombres de la tierra por él. Desharía su contrato demoniaco si con ello pudiera garantizar la seguridad de ella. Le daría la espalda a su familia si con ello garantizara la salvación de él. Él dejaría al demonio reírse de sí. Ella abandonaría a Dios y a su patria. Pero. Llegados a ese punto, luego del entusiasta sí. Luego de la maravillosa recepción. Después de llegar a su destino y luego de despedir a los sirvientes. Cada uno a su manera, podía asegurar la seguridad de su pareja. Empero, aún quedaba aquél asunto que… resolver.
20. En llamas || Noticias no tan nuevas { 156 palabras }
La primera vez solo llegó a ver las cenizas, una que otra estructura lo suficientemente fuerte para permanecer de pie y nada más. Todo abrasado por un fuego espectacular que, según cuentan los lugareños, ni al mismísimo Londres habría bastado.
La segunda vez, creyó que por fuerza se trataba de una broma. Ya era suficiente con que se hubiese reconstruido la mansión al detalle, como para que volviese a sucumbir de la misma manera.
La tercera, ni siquiera se molestó en sorprenderse o dar muestras de reacción alguna, siguió leyendo el periódico como si tal la cosa, las mansiones ardieran en llamas cada ciclo (que en su caso era tan verdadero como que el cielo es azul) y le dijo a su marido ―: Tienes que volver mandarla a hacer.
Ciel, que no apartó la vista de su correo, con un asentimiento de cabeza y gesto huraño en el ademán, ordenó a Sebastian cumplir la orden.
24. Uno tras otro || O qué diablos { 130 palabras }
Uno; estocada, dos; paso, tres; vuelta. Repetir. Te observa, no sabes si con miedo, estupor, sorpresa, o una mezcla de todo eso. Uno; paso, dos; estocada, tres; vuelta. O qué diablos. Uno; inhalar, dos; paso, tres; vuelta, cuatro; floreo. Y te ha salido una blasfemia, de esas que solo profieres cuando en tus siempre perfectas coreografías llegas a fallar. No suele pasar. Casi nunca sucede. Casi. De nuevo. Uno; estocada, dos; paso, tres, vuelta.
No puedes sacar de tu mente aquella ocasión. Uno; estocada, dos; paso, tres; vuelta. Repetir.
No lo habías vuelto a ver desde entonces. Uno; inhalar, dos; paso, tres; vuelta, cuatro; floreo.
Sebastian incluso se disculpó por haberte orillado a ello… De nuevo. Uno; estocada, dos; paso, tres, vuelta.
Pero cómo podría haber sabido.
Uno, exhalar.
Maldito.
25. Prohibido || Uso y disfrute { 103 palabras }
Si alguien alguna vez le hubiera dicho que aquello que la hacía especial era lo mismo reprochable de su personalidad, le habría creído. Debido a que, si bien no era de su agrado la presunción y pompa que caracteriza a sus contemporáneas, era consciente de que, cuando menos, su propia forma de encontrar y disfrutar de la felicidad no era habitual. Y como las reglas-no-dichas-jamás (que-de-hecho-sí-se-han-enunciado) del comportamiento para su género y edad le hubiesen exigido, por ejemplo, el abandonar el esgrima si no fuese una genio de ello, se permitía disfrutarlo un poco más de lo que las extenuantes prácticas le permitían.
26. Una rosa roja || Soluciones rápidas { 150 palabras }
Como toda demostración de capacidad adquisitiva o, en su defecto, capacidad derrochativa carece de esplendor y significado a los ojos de a quienes la vida les ha obsequiado verse libres de penurias económicas, Ciel la tenía difícil en aquél, el dieciseisavo cumpleaños de su prometida.
No es que no pudiese encargarle a su fiel sirviente cualquier imposible. No es que el susodicho no pudiese con el encargo. No era tampoco que el susodicho le echara una mirada cargada de sorna por tan inútil capacidad de deducción de su amo, inexistente.
Por eso Ciel salió enfurruñado de su mansión haciéndose a la idea de que tendría que prometerse a sí mismo como regalo, cuando, viendo el rosal de las escalinatas tuvo la idea de cortar la más bella flor de todas las bellas flores y, con todavía, la ayuda de Sebastian auparse en el carruaje para ir a entregar su presente.
28. No tiene sentido || En el país de Fantasía { 167 palabras }
Madame Red presidía la reunión, Undertaker devoraba cuanto podía del plato de Pluto. Pero esperen, ¡¿Quién rayos es Pluto?! Ah, sí. El perro demoniaco de Finny. ¿Lo consiguió en una subasta, no? Donde Agni hizo el curry y Soma se la pasó en Caralibro. O vaya. Vaya. ¿De verdad? Sí, hasta compartieron sus empanadas con Ciel y él les compró algunas para esta reunión. Se supone que van a hablar de cómo acabar con el hambre de los niños del mundo. Sí, esa era la pregunta más importante del concurso de belleza donde está inscrita la Bruja. Exacto. Exacto. Aunque no deberían darle tanta importancia. Ves. No claro que no ves nada. Se trata de que él no tuviera por qué ayudar a esa niñita. No, no es por ser malvada pero se rumorea que con ella compartió el lecho antes de casarse con Lady Elizabeth. Fue la segunda vez que sucedió. Segunda. La primera fue una niña de un circo. Te acuerdas. ¿No? Bueno. Solo durmieron.
29. Algún día || El sol saldrá { 316 palabras }
―¿Cuándo volverá?
Paula se estremeció. Odiaba cuando a la señorita le entraban los periodos de melancolía. Lo odiaba con toda su alma porque Elizabeth era el sol que iluminaba el mundo. Si Elizabeth lloraba, entonces relampagueaba. Si Elizabeth se derrumbaba, entonces el universo se convulsionaba. Y cualquier alteración que incluyese al universo, por regla, incluía su micro universo. Frances se irritaba, Edward perdía el sentido del decoro y el marqués se desinteresaba de todo.
Sobra decir que la servidumbre caía presa de una vorágine de desorganización y que cada intento por poner el orden de parte de cualquiera que no fuese la propia Elizabeth, o Frances, cuando la cosa iba para peor, era –como mínimo–, recibida con hostilidad.
Era entonces cuando Paula también, tenía que demostrar para qué le servían todos aquellos años al lado de la señorita. Para qué le valía su entusiasmo propio y el contagioso optimismo de Elizabeth.
―La señorita no parece recordar que el joven amo le hizo una promesa ―comentó de manera calculadamente casual―, que el amo Ciel nunca le ha fallado.
―Es solo que ―sollozó Elizabeth―, lo extraño tanto…
―El día menos pensado él volverá, ya lo verá. Vendrá hasta usted con una gran sonrisa y le dirá cuánto la ha echado de menos. ¡Cuánto la ama!
Luego, Paula se puso de pie y atrajo a Elizabeth con ella. La sostuvo delicadamente de las manos y comenzó a trazar con ella un suave vals.
―Vendrá y le dirá todo lo que hizo, y le impidió volver antes a sus brazos ―rodeó a Lizzy con los propios―, y entonces le pedirá que sea su esposa.
Con todo y buena intención, fue imposible para Paula que ante aquél comentario Elizabeth no rompiera a llorar. Cuando terminó y de su llanto solo quedaba la estela de sollozos, Lizzy sonrió. Tan tiernamente, que ya se podía afirmar la calma después de la tormenta.
30. Treinta || Final { 126 palabras }
Respiró profundamente antes de abrir el sobre que contenía la carta de su médico. Respiró otra vez y, haciéndose oficial el veredicto, Elizabeth no pudo más que correr donde su esposo para darle la buena nueva. Lizzy solo sabía que hacía más de un ciclo, y aunque para ella era suficiente prueba, había esperado la confirmación.
No hicieron falta palabras.
Cuando llegó a trompicones a la oficina de Ciel, y éste levantara la mirada para dirigirla a sus ojos, sonrió.
Cualquier cosa que hubiere sucedido, cualquier infortunio que hubieran sorteado a la fecha, como toda la sucesión de eventos en el cinematic record que un shinigami vería cuando la hora les llegara. Absolutamente todo había valido la pena por ser capaces de llegar a ese momento.
Yolesdijequeestavezsíibaaactualizarrápido >_<
Gracias por llegar hasta aquí, mil perdones por la tardanza.
Ann.